"Hace falta ser un absoluto y perfecto idiota para no sucumbir ante la belleza del Otoño ". E. M. Cioran
Hace escasos días que el Otoño llegó hasta nosotros. Apareció de nuevo el pasado 23 de Septiembre, sería sobre las 11 de la noche cuando presentí su llegada. Con él llega el tiempo del cambio, y algunas cosas comienzan a vivir ligeras pero necesarias transformaciones.
El Otoño es tiempo de cambios .
Si observamos un poco a nuestro alrededor podemos ver como las copas de los árboles inician su muda de colores; los verdes dejan paso a los amarillos y a los rojizos, los tonos más oscuros invaden los bosques; la piel de los árboles (descendientes silenciosos de los ENTS de antaño) se visten con trajes de verde musgo, marrones, pieles llenas de sabiduría y emociones.
El tapiz celeste también nos ofrece un repertorio diferente de colores y de matices. La brillante Venus nos contemplará desde la bóveda estelar; las lluvias y las nieblas inician sus siempre tan esperadas actuaciones. Cuanta belleza existe en una tarde de lluvia sobre el Montseny...!!!
Pero también hay lugar para otros cambios internos, más íntimos, más privados...
Hay días, en que de forma inadvertida, casi espontánea, me permito ciertas licencias que rozan la nostalgia, una conexión sonora con el silencio más intimista, un instante en el que me escucho decir cosas de las que luego cuesta tanto hablar.
Me dejo emocionar y embriagar cada amanecer mientras juego al escondite con el Sol, al contemplar el juego seductor de las montañas y las nubes de Otoño; cuando escucho los susurros y las historias de los castaños en una tarde, en la que la lluvia me invita a pasear, y posponer mi paseo en bicicleta para otro día y otro momento; al reconocer en el aire el olor de las primeras chimeneas, las cuales despiertan de un largo letargo. Y sobretodo, cada vez que me reencuentro con mis amigas las Pléyades, las siete hijas del Titán Atlas, las cuales nos suelen anunciar con su presencia que el frío ya ha iniciado su viaje (tan limpias y brillantes gracias a "ELLOS".. )
El Otoño es tiempo de cambios, de reflexiones intimas, privadas. Quizás compartidas con la persona amada, con los caminos y montañas perennes, con los senderos cubiertos de hojas y de olor a tierra húmeda, con los grises y los fríos de las crestas alpinas, con el manto nevado que en breve volveré a visitar; con otros cronopios...
El Otoño es tiempo de cambios, de silencios. En ocasiones, esos mismos silencios no me piden nada, y aún así logran que lo de todo. Me enfrentan contra mi mismo, mostrándome los accesos hacia mis compartimentos estancos, enseñándome que el desorden es a veces tan hermoso y necesario como lo es una puesta de sol.
Pero hoy, recurro de nuevo, a la abrumadora sencillez de un teclado para iniciar otro cambio. Un instrumento más que me ayude a vomitar las palabras acumuladas, a compartirlas, a intentar plasmar, en este pequeño rincón onírico, emociones, sensaciones que navegan por mi piel y por mis venas, por las raíces, por los senderos de mis bosques, por los riachuelos, por las cimas de las montañas...
Ahora sólo queda saber disfrutar y emocionarse, saborear los cambios. Es tiempo de contemplar, de construir, es tiempo de cambios... y de SILENCIO .
PD.- Texto recuperado del fondo de mi blogoteca. Es el primer texto que colgué en éste mismo blog, hace ya la friolera de más de nueve años. Lo he retocado y actualizado un poco, pero es curioso tener sensaciones parecidas al leerlo y al reescribirlo. Quizás sea la magia del Otoño.
5 comentarios:
Content de re-llegirte Pekas!! i bona tardor, en tots sentits...que ja tenim una edat hehehe
JAUME... company... Merçi.. aqui seguim... al peu del canó... fent una mica de tot... Bona tardor per a tú també... Zanquius.. !!!
Contenta de volver, y de encontrarte.
Contenta de volver, y de encontrarte.
DELIRIO... y yo de leerte.. ;-)
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