Recordaba aquél cuento, como me impresionó, y qué debia tenerlo guardado en algún lugar "inhóspito" de mi "madriguera"...
Después de unos días de búsqueda... revisiones varias de todos los cientos de revistas de escalada que se hallan por todos los rincones de mi casa... de quedarme dormido entre cajas y revistas...por fin... he encontrado tan preciado trofeo.
He decidido rescatarlo , y compartirlo con todos vosotros...
El autor es
Julio Fuentetaja , y ha sido una agradable sorpresa conocer
su web y sus fotos... así como ha sido un placer poder localizarlo e intercambiar un par de meils con él...
(esto de Internés es la ostia... :-)))
El cuento en cuestión salió publicado en una de las primeras revistas españolas , que intentaba especializarse en reportajes de escalada ... la ya tristemente desaparecida hace muchos años PASOS (concretamente en el número 4 , Marzo de 1989) .
SOLO
... Era plenamente consciente de lo que sucedia. Tenía miedo.
Sus músculos estaban bloqueados y su mente en blanco. Las gotas de sudor recorrían sus facciones cuando su mano derecha agarró , quizás con demasiada fuerza la característica lajilla. Se encontraba a un paso del paraíso mientras sus callosos dedos se aferraban al filo de una daga envenenada...

Pier era la persona más romántica que nuestra realista sociedad de consumo pudiera engendrar.
Generalmente se tiende a pensar , equivocadamente , que lo "romántico" solo concierne a las relaciones amorosas. Pier era romántico en un sentido mucho más estricto. Era sentimental, muy obsesivo, fantástico y de actitud extremista. Sin embargo sólo era así por dentro. Si alguién que lo conociese leyera estas lineas, sin duda me tacharía de estúpido y mentiroso.
La máscara con la que se defendía del mundo era tan sólida, que a los ojos de los demás aparecía como alguién frío y calculador. Daba la impresión de que cualquier cosa que pudiera suceder ante él, por horrible o extraña que fuera, no le afectaría en absoluto. A pesar de esto no era despreciado por la gente, ya que no tenían motivo alguno para ello. Se comportaba cortesmente y nunca se mezclaba en asuntos que no fueran de su incumbencia, aunque tampoco permitió nunca que nadie se inmiscuyera en su vida. Jamás intimó con nadie.
Pero no olvidemos que era sí tan sólo en apariencia. Pier podría ser descrito como una olla exprés andante. Lisa y gris por fuera pero con todo el calor y la presión esperando dentro. Esperando la mágica mano que destapase su válvula de escape.
Pier encontraba cada fin de semana un especial desahogo. Escalaba en roca. Y aunque ningún conocido suyo lo hubiera sospechado, era su obsesión desde hacia largos años. El hecho de ser taciturno le había apartado un poco del resto de escaladores, por lo que, al no tener compañero con quién encordarse, decidió dedicarse exclusivamente a escalar sin cuerda.
Le hacia sentirse libre, sin ataduras. Sólo dependía de si mismo. Y así desataba todo el torrente de sentimientos inhibidos ante los demás. Se encontraba solo..!!!! No tenía que fingir..!!!!

Contra la dura y gris caliza se estrellaban sus más íntimas frustaciones, estallando en mil pedazos. Liberado de lo pesado del disimulo, se sentía feliz. La sensación de plenitud que le reportaba esta actividad, aquella capacidad de concentración y autocontrol que se desarrollaba en él, la extrema belleza de los pausados movimientos sobre las placas verticales, resultaba ser el único sentido de su vida.
Con la música de Wagner que siempre le acompañaba sonando a través de sus auriculares... él escalaba.
Escalaba mientras el sol acariciaba su desnuda y musculosa espalda, fruto de largas horas de entrenamiento. escalaba y gritaba de extásis, motivado por la resolución de algún pasaje especialmente duro. En este punto es necesario hacer una aclaración.
La escalada en "Solo" (escalada sin cuerda ) es practicada por personas especialmente seguras de si mismas y de sus posibilidades. El miedo, la duda, perder la convicción del triunfo, sería fatal .
Los músculos quedaría bloqueados y la mente en blanco. Ascender en este estado de tensión sería ya muy díficil, e intentar destrepar, casi un suicidio, puesto que bajar aumenta considerablemente la dificultad. Aún conociendo estos datos mejor que nadie, Pier dejó de contentarse con escalar vías de dificultad asumida, cómo hacen los escaladores que esporádicamente realizan solos. El realizaba itinerarios de excepcional dificultad.

Adivinar porque razón Pier nunca dudaba o se atemorizaba no es díficil. No tenía ningún miedo a morir, pues la vida solo era para él que desaliento y falsedad. Encontraba la alegria en el acto de escalar, y nunca al llegar arriba, donde le esperaba la dolorosa monotonía que se había creado a su alrededor.
Pier trabajaba en una vulgar oficina. Las relaciones con sus compañeros eran, aunque cordiales, muy distantes. El día que apareció Ada todo cambió.
El primer día que comenzó a trabajar allí y cruzó la primera mirada con Pier, este sufrió el mayor escalofrío que sintiera nunca. Ada era de una belleza y simpatía tan increibles, que desde el primer día entabló una intensa amistad con todos sus compañeros , excepto con Pier.
A pesar de estar cautivado ante una personalidad tan opuesta a la suya, y sin embargo tan atractiva, una profundísima timidez le obligaba a comportarse con ella exactamente de la misma forma que con el resto : frío y distante. Pier sufría lo indecible ante esta absurda situación, pues estaba profundamente enamorado de Ada. Soñaba con un hipotético romance a todas horas. La idolatraba hasta la obsesión. Sin embargo jamás se atrevió, ni por asomo, a hacerla sospechar de sus "estúpidos sentimientos", como él pensaba de ellos.
Una vez más, Pier encontró consuelo en la escalada. Se dedicaba a realizar nuevas rutas de dureza y dificultades impensables para cualquier escalador, incluso encordado. Buscaba un especial regocijo repitiendo una y otra vez, la vía " Take it or leave it", la cuál, en su último paso, a 300 metros del suelo, tenía un inevitable agarre, con forma de cuchillo, que estaba a punto de romperse. Si la minúscula lajilla se quebrase, el cuerpo del desafortunado escalador se precipitaría inevitablemente en el abismo sin tan siquiera tocar la pared, pues tal era la verticalidad del aquél farallón.

Mientras superaba este pasaje con movimientos lentos pero decididos, notaba como la adrenalina recorría sus venas a toda velocidad. Durante una de estas repeticiones, como era habitual en él, se hallaba totalmente absorto en la danza vertical que protagonizaba, cuando...
La música del "Tannhäuser" de Wagner, se vió bruscamente interrumpida..
Se trataba de una grabación posterior a la cinta original. Pier nunca hubiera borrado tan preciada melodía. La extrañeza que en el primer momento le produjo aquel hecho fue en aumento, hasta que la estupefacción le obligó a detener su ascensión cuando, después de unos instantes de silencio, empezó a sonar una susurrante voz que decía :
"Pier...soy Ada...parece estúpido decirle algo a alguién de esta forma. pero ya ves, no he reunido el valor suficiente como para decirtelo cara a cara...espero que no te sientas molesto por haber estropeado la cinta...ya sé que soy un estúpida...pero por favor... no detengas el casette..."
El dolor del antebrazo hizo que Pier volviera a la realidad; se encontraba detenido y por tanto desgastando todas sus energías, en medio de un enorme desplome... El sentido común le obligó a reaccionar...
".... Lo que quiero decirte es que...que...me siento fuertemente atraida por tí...alguién más idelista que yo, quizás hubiera dicho enamorada..."
A pesar de la tensión que crispaba sus nervios, y en su inútil intento de concentrarse en la escalada, comenzó a repetir para sí, cada secuencia de movimientos que realizaba...
"Me gustaría saber porque pretendes ignorarme..." Pie derecho sobre regleta... monodedo invertido para mano izquierda... "quisiera, aunque solo fuera eso, que intentarás conocerme un poco..." agarre en pinza con la izquierda ...oposición de mano y pies izquierdos ... equilibrarse cruzando los pies... "... por favor...llamáme..estoy deseando escuchar lo que tengas que decirme...hasta pronto..."
La música volvió a sonar...pero esto no le logró tranquilizar. Sus gestos por primera vez en largos años, eran rápidos y violentos. Traccionaba con excesiva fuerza de los agarres, sobrecargando sus tendones.
...Era plenamente consciente de lo que sucedía. Tenía miedo. Sus músculos estaban bloqueados y la mente en blanco. Las gotas de sudor recorrían sus facciones, cuando su mano derecha agarró, quizás con demasiada fuerza, la característica lajilla...
Se encontraba a un paso del paraiso, mientras sus callosos dedos se aferraban al filo de una daga envenenada...

SOLO .- Autor : Julio Fuentetaja