Eráse una vez un escalador bien hecho ( no como yo ) sino bien formado, es decir, cuerpo fibroso, musculos definidos, manos recias, look "descuidado" ( si es que los escaladores alguna vez van "descuidados" ) moreno "apaletao" y una gorra de esa conocida marca que tan bien le quedaba.
Su material le delataba : los nuevos gatos de Flan Rock, un nuevo y ergonómico arnés ultraligero, por supuesto el nuevo Gri-Gri 2 y una cuerda con filamentos inalámbricos que aumentaban su resistencia y su fuerza de choque. Su última adquisición unas cintas exprés con microchips integrados en el gatillo del mosquetón y una cinta del pelo a juego con la camiseta de los encadenamientos. Con todo este material, más una dieta y un riguroso entrenamiento que llevaba siguiendo desde hacía más de tres años, pretendía entrar en el selecto club del 9b. Los más fuertes del lugar le habían invitado a probar una de esas vías que sólo con mirarla, dedos y tendones se crispaban sólos.
Estaba algo nervioso antes de dormir, pero eso le solía pasar antes de enfrentarse a una nuevo reto. Sin darle más importancia se durmió.
No había de que preocuparse. Llegó a la zona, calentó en condiciones, escaló varias vías antes de atarse bajo su proyecto, descansó, se hidrató y comió algo, y como en otras ocasiones, con sólo dos intentos encadenó aquella fabulosa línea desplomada de 37 mts y 112 movimientos que habían sido memorizados durantes semanas. Al llegar abajo, mientras le felicitaban, se dió cuenta de sus dudas, la monotonía de estos retos comenzaban a aburrirle. Entrenos torturadores, alimentación rigurosa, rutas prefabricadas...
En la furgo de vuelta a casa, comenzó a imaginar nuevos retos. Sería capaz de hacer una vía de grado de 500 metros...??? ( Nunca había escalado tan alto. Para él sólo existía la "deportiva" ) Lo hizo.
Quizás dos vías en el día...??? Lo hizo. Encadenar varias vías en las grandes paredes y en el día...??? Incorporó un frontal y algo de comida y lo consiguió.
Su mente no paraba. Viajes y espacios abiertos. Oyó hablar del Capitán. 1.000 metros de roca caliente. Ummmm... la logística debería de estudiarse. Hamaca, agua para varios días, comida, material. Aprendió la técnica para izar petates, a la vez que el pelo se le enmarañaba junto a aquella gorra de una conocida marca que comenzaba a mostrar el paso del tiempo. De hecho, la camiseta de los encadenamientos también había sufrido alguna modificación. Le quedaba mucho mejor sin mangas.
Aquella semana en el Valle, el olor del granito y la libertad más absoluta, le abrieron nuevos horizontes.
Su siguiente viaje en vacaciones fué con una vieja móchila que rescató del desván, algo de material y una cuerda que cambió en uno de sus viajes por aquellas cintas con un microchip que habían dejado de funcionar tras dos caídas en una vía fácil. Decidió recorrer Europa en tren, parándose en aquellos lugares y zonas de escalada alejadas de multitudes, en los que la roca y los espacios abiertos compartieran en silencio el paso de las estaciones.
Después de dos meses, volvió a casa. Nunca había disfrutado tanto. Llegó cansado, más delgado. Sus manos mostraban las huellas de las fisuras y la sonrisa su equilibrio interno.
Una tarde se cruzó en la calle con uno de aquellos "lolos" con los que tanto habían sacrificado horas de Campus y de sesiones de resina. Juancho le miró sorprendido. No pudó evitar y gritar un :
.- ALEF...!!! ERES TÚ...???
.- Pues claro, apañero. Ha pasado algo de tiempo, pero sigo siendo yo.
.- Juerrrrrr... me ha costado reconocerte. Con esas pintas que me llevas...
.- Esas pintas...???
Sin entenderlo muy bien, Alef se miró en un espejo de una tienda. Se encontró con un hombre con barba de varios días, mirada profunda, sandalias llenas de polvo, una camiseta descolorida y una gorra ( de una conocida marca) con algún agujero que otro por el que asomaban esas primeras rastas. Abrumado por lo que veía no pudo evitar soltar un grito... : AAAAAAARRRRRRRGGGGGGGGGGGG... !!!
Su propio grito desesperado le despertó. Desnudo y sudoroso corrió hacia el baño. Necesitaba mirarse en un espejo. Lo que vió, le tranquilizó. Efectivamente todo había sido un sueño, y ante él podía ver lo que podríamos decir que es un escalador bien hecho; es decir, cuerpo fibroso, musculos definidos, manos recias, look "descuidado" ( si es que los escaladores alguna vez van "descuidados" ) moreno "apaletao", y detrás de él, en un perchero, esa gorra de esa conocida marca que tan bien le quedaba.
Buuuffffffffff... Se volvió a la cama dispuesto a dormir un rato más y soñar con la vía que le esperaba al día siguiente. No pudo hacerlo. Su mente y su alma habían visitado su "lado oscuro" .