31 de mayo de 2013

ILUSIÓN...

Hace ya algunos lustros que, inquietas y nerviosas, mis primeras flechas comenzaron a volar. Diversos motivos, me han mantenido a épocas totalmente alejado, (y en otros momentos totalmente inmerso y “abducido”), por el maravilloso y apasionante mundo de la arquería. Y sin haber perdido nunca el contacto con los bosques ni con el vuelo de las flechas, diversas circunstancias han provocado que de nuevo me sienta, desde hace ya varios meses, en total conexión (casi mística) con la energía del bosque, el arco, las flechas. 


Tras un par de meses en contacto más íntimo y directo con la arquería (entrenos, recorridos, sesiones de tiro con arco Zen, campamento medieval, talleres de iniciación, etc.) siento en todo mi cuerpo, como se van integrando y recolocando, todos aquellos conocimientos, conceptos, sentimientos y emociones que desde hace años me inundan cada vez que sujeto un arco y una flecha entre mis manos, y que se ve potenciado en estos últimos años gracias a que otros conceptos de filosofía más oriental, forman parte de mi formación y de mi vida. Una de las herramientas que considero me ha ayudado a mejorar y crecer como arquero ha sido la observación interna y la auto-escucha, pero también, todo lo que he llegado a  aprender mirando a otros arqueros-as, observando una y otra vez a cursillistas, a los aprendices de arquero, a mis alumnos, a otros “colegas” y amigos que un fin de semana tras otro, disfrutan de una buena sesión de arcos y bosques.


Hace unos pocos días que se celebró en mi club de tiro con arco, la 5ª prueba de la liga catalana de recorrido de bosque. Además de colaborar en la organización y desarrollo de la prueba, para mí fue un lujo poder disfrutar y aprender, observando y contemplando a los 75 arqueros y arqueras de todas las edades y diferentes modalidades, que a lo largo de toda la mañana disfrutaron (espero y deseo que así fuera) de una buena jornada arquera. 

Durante varias horas pude dedicarme a observar, con calma y sin prisas, todo un amplio muestrario de rituales de  respiración, posición de pies, colocación, ubicación en la piqueta, localizar el objetivo, “dialogar” con él, la mirada instintiva de unos, intuitiva en otros, calculadora en muchos, situar el “focus” (no nos limitamos a mirar el objetivo sino que, además, nos concentramos en él); las diferentes manos de arco, la respetuosa colocación de la flecha, las sueltas (benditas y “condenadas” sueltas), el hermoso sonido del vuelo de la flecha, el impacto en nosotros mismos del “éxito” o el “fracaso”… 


Pero sí algo me cautivó, es que volví a recordar (del latín “re-cordis”, volver a pasar por el corazón), el motivo por el que sigo “vivo” en este camino que algunos iniciamos hace ya largo tiempo; y ello es debido a un aspecto que éste fin de semana pude observar todavía vivo en casi todos los niños que participaron, y por suerte, en algunos adultos. Un componente todavía más imprescindible que técnicas, materiales, u otros aspectos que, aunque “importantes”, no considero tan relevantes o prioritarios para poder disfrutar de la arquería, de bosques, de arcos y flechas. Me refiero a la ILUSIÓN.


La ilusión al colocarnos nuestro nuevo protector de brazo, al sujetar nuestro arco, al hablar de él, al contemplar el vuelo de nuestras flechas nuevas, al escuchar el impacto de la flecha en la diana (cuantas veces olvidamos que el pleno de la diana es el centro de nuestro propio corazón); ilusión al caminar por los senderos, arterias primitivas por las que circula la energía de los bosques; ilusión al compartir conversaciones y sonrisas con los compañeros de patrulla, incluso consiguiendo que olvidemos (a veces) los puntos que llevamos. 


No importa el tiempo que llevemos en esto. Pienso que nunca deberíamos de perder ese aspecto mágico de nuestras vidas. Volvamos a “re-cordar”, en cada ocasión que estemos ante una diana, esa primera mirada a nuestro arco, nuestra primera flecha, nuestro primer recorrido de bosque. Volvamos a recuperar la mirada de aquél niño que un buen día, decidió que quería ser arquero. 


“Algunos arqueros dirán que el hecho de lograr o no lograr dar en el blanco no tiene la menor importancia, ya que la verdadera cuestión es lo que uno obtiene espiritualmente del tiro con arco.” R.B.Acker.