28 de noviembre de 2012

INVIERNO...

Después de llevar los últimos 3 años, estudiando, disfrutando, entendiendo, integrando la base y algunos de los fundamentos de la MTC ( Medicina Tradicional China), no hago más que encontrar conexiones y "senderos compartidos", entre muchos de sus textos y la mayoría de lugares, espacios, momentos que tienen que ver con la actividad que comparto con muchos de los que os dejáis caer por aquí de tanto en tanto; la Escalada, y sobre todo, en el lugar que se desarrolla:  la MONTAÑA..

Hace escasas horas que el Invierno ( no el meteorológico, pero si el energético ) ha hecho acto de presencia entre nosotros. Hace algunos días que nieva en Pirineos. El aire que llega hasta nosotros nos deja el aroma y la caricia inconfundibles de esos primeros copos y de esos primeros fríos.


Según la teoría de las 5 Fases ( o 5 Elementos ) el Invierno es la estación que corresponde al Agua ( uno de los 5 Elementos ), y es la época más Yin del año ( más fría ). 
Según Carole Beresford-Coke, "el Agua es uno de los Elementos más contradictorios. Por cada adjetivo que le apliquemos para describirlo, su contrario también resulta cierto: profundo/superficial; suave/poderoso; claro/turbio; móvil/inmóvil.... Tal vez sus cualidades no sean contradictorias, sino globales, es capaz de contener estos opuestos en si misma, sin contradicción alguna. Es más que probable que el Agua constituya la base del Yin y del Yang del cuerpo y de la mente humanos.
Sabemos que el Agua es la base esencial de nuestra sustancia física y que sólo sobrevivimos cierto tiempo sin ella. La vida depende del Agua y el Agua es la fuente de la vida; el concepto occidental moderno del comienzo de la vida en este planeta en el caldo oceánico, sostiene esta teoría. Al igual que el concepto oriental del KI en movimiento entre los Riñones y creador de la Vida."

Es el movimiento y el flujo lo que confieren al Agua su capacidad de renovación; arrastra el barro y se lleva la suciedad. De la misma forma, el Agua purifica aportando energía para evitar el estancamiento de mente y cuerpo. El flujo ininterrumpido de Agua también implica energía. Incluso la gota más pequeña, con el paso del tiempo, puede desgastar la piedra más dura, y la energía de ese movimiento continuo es claramente superior cuando gana velocidad en espacios mayores como los Océanos. Es el Agua lo que procura al cuerpo humano potencia y energía, y a la mente humana su voluntad de continuar.

Todos estos conceptos me han venido a la mente, después de sentir como las emociones se desparramaban e inundaban mi piel, mientras me dejaba impregnar por la fuerza y la belleza de este poderoso vídeo, cuyas imágenes, sin duda, han provocado que me dejara llevar por el flujo natural de la energía de la misma Agua, y que al ser descendente, nos arraiga, nos tranquiliza, nos permite respirar profundamente, reponer nuestra Fuente, y prepararnos para nuestro próximo viaje. Que lo disfrutéis... !!!


Into The Mind - Official Teaser from Sherpas Cinema on Vimeo.

6 de noviembre de 2012

FRANKENSTEIN...

"Era casi mediodía cuando coroné la ascensión. Permanecí sentado un rato, en la roca que domina el Mar de Hielo. Una bruma lo envolvía, al igual que a las montañas vecinas. Luego la brisa disipó la nube, y descendí al glaciar. La superficie es muy desigual, y ya se alza como las olas de un mar encrespado, o desciende, salpicada de grietas que se hunden profundamente.


El campo de hielo tiene alrededor de una legua de anchura, pero tardé casi dos horas en cruzarlo. 
La montaña del otro extremo es una roca pelada y perpendicular. Desde donde estaba yo, el Montvert se encontraba exactamente en el lado opuesto, a una legua de distancia; y por encima se alzaba el Mont Blanc con imponente majestuosidad. Me detuve en una oquedad de la roca a contemplar este escenario maravilloso e impresionante. El mar, o más bien el enorme río de hielo, serpenteaba entre sus montañas tributarias., cuyas elevadas cumbres se alzaban por encima del vacío de los valles. Los picos helados y resplandecientes, brillaban al sol por encima de las nubes. Mi corazón, antes afligido, se llenó ahora de un sentimiento de gozo, y exclamé: 
.- Espíritus errabundos, si es que efectivamente vagáis y no descansáis en vuestros lechos angostos, permitidme esta débil felicidad, o tomadme como compañero y llevadme lejos de los goces de la vida...!!!

No bien hube dicho esto cuando vi de pronto, a cierta distancia, la figura de un hombre que venía hacia mí con sobrehumana rapidez. Saltaba las grietas del hielo, entre las que yo había avanzado con lenta precaución; su estatura, a medida que se acercaba, parecía exceder la de un hombre normal. Me sentí turbado; se me nublaron los ojos, y noté que me invadía un desfallecimiento; pero gracias al aire frío d las montañas me recobré en seguida. Descubrí, al aproximarse más aquella forma ( tremenda, odiosa visión..!!),
que era el desdichado ser creado por mí. Temblé de rabia y de horror, y decidí esperarlo para entablar con él un combate mortal. 

Al fin llegó; su expresión reflejaba una angustia infinita, no exenta de desprecio y malevolencia, mientras su espantosa fealdad lo hacía casi insoportable a los ojos humanos. pero apenas me dí cuenta de esto: la rabia y el odio me habían privado de la voz, y sólo me recobré para cubrirle de expresiones de furiosa abominación y desprecio:
.- Demonio...!!! -exclamé- Vete...!!! No quiero escucharte. No puede haber comunión entre nosotros, somos enemigos. Vete, o pongamos a prueba nuestras fuerzas en una lucha en la que caiga uno de los dos.

.- ¿Cómo podré conmoverte..? ¿No hay súplica capaz de hacer que vuelvas una mirada favorable hacia tu criatura, que implora tu bondad y tu compasión...? Créeme, Frankenstein; yo era benévolo; mi alma resplandecía de amor y humanidad; pero ¿no estoy solo, miserablemente solo...? Si tú, mi creador, me detestas ¿qué me cabe esperar de tus semejantes, que no me deben nada...? Me desprecian y me odian.
Mi refugio son las montañas desiertas y los desolados glaciares. He vagado por aquí durante muchos días; las cavernas de hielo, que únicamente yo no temo y al hombre no apetece, son mi morada. Bendigo estos cielos desolados, pues son conmigo más clemente que tus semejantes."


.- Fragmento de la novela escrita por Mary Shelley (1797-1851), Frankenstein o el moderno Prometeo (1818 ), y en el que se describe a un doctor Frankenstein que añora la paz y la inocencia de su infancia, transcurrida en el idílico valle de Chamonix, al que regresa, en un intento por recobrar algo de esa paz perdida.